Aprender las tablas de multiplicar jugando
Llevas años repitiendo con tus hijos “3 por 3, 9”, “3 por 4, 12”… Pero a pesar de tus esfuerzos y de los suyos, el avance en el aprendizaje de las tablas de multiplicar es mínimo. Las tablas de multiplicar te persiguen, y la pregunta es: ¿cómo aprender las tablas de multiplicar?
Tus hijos te dirán seguramente que “Son un rollo”. O “Para qué sirven”. O “Total, si puedo usar la calculadora (o el móvil)”. U otras tantas excusas.
Hoy te quiero enseñar cómo memorizar las tablas de multiplicar jugando. Porque jugando los niños se divierten. Y se les olvida que además están aprendiendo. O se acuerdan, pero les da igual. Porque se divierten.
Hoy te voy a enseñar un juego genial para ayudar a los niños a memorizar las tablas.
El comecocos de papel para aprender las tablas de multiplicar
¿Te acuerdas de cuándo jugabas al comecocos de papel en tu infancia? Ese juego en el que doblabas un papel para crear una especie de pirámide con pestañas, y debajo de cada una había algo sobre el chico que te gusta, el futuro o cualquier cosa.
A los niños les encanta jugar al comecocos de papel. Y la buena noticia es que el comecocos lo puedes hacer de lo que quieras. Y hoy te voy a explicar cómo hacer uno para aprender las tablas de multiplicar.
Cómo aprender las tablas de multiplicar con el comecocos

Una vez hayas imprimido el comecocos para aprender las tablas de multiplicar, dóblalo (para saber cómo doblarlo, ves aquí). Tras colocarlo en tus dedos (el pulgar y el índice de cada mano) pide a un jugador que de un número (puedes limitar el máximo a 10 o 20). Cuentas hasta ese número abriendo y cerrando los dedos. Cuando llegues al número paras de contar y dejas el comecocos abierto. El jugador tendrá que elegir un número del 1 al 8. Levantas la pestaña y le preguntas la multiplicación. La respuesta está escrita (al revés) para que los niños puedan jugar entre ellos y corregirse sin errores.
El comecocos de las tablas de multiplicar para aprender los números
Llevo un par de años utilizando este juego con mi hija mayor (9 años). Y, al convertir las tablas de multiplicar en un juego, mi hija mediana (5) ¡también quería jugar!
Como ella aún no se sabe las tablas, el juego le permite contar y reconocer los números. Así que cuando juegan las 2, la pequeña mueve el comecocos y pregunta las tablas a su hermana mayor. De esta forma, el juego no se limita a un solo tipo de conocimientos, sino que se puede adaptar al nivel de cada niño.
Cuando aprender se convierte en un juego
Cuando aprender se convierte en un juego, los niños se implican. Disfrutan. No se cansan. Y aprenden. Más (y mejor) que con los métodos clásicos.
Cuando le pregunto a mi hija si le gusta jugar con el comecocos a las tablas de multiplicar me dice que sí. Y cuando le pregunto por qué, me contesta simplemente “porque me divierto”.
Seguro que ya has oído la famosa frase de Benjamín Franklin "Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo". Así que, ¿qué mejor forma de involucrar a tus hijos que haciéndoles jugar?
Deja de agobiarte con las tablas de multiplicar. Deja de repetirlas una y otra vez. Y juega.
Me encantaría leer en los comentarios si te ha gustado esta versión “didáctica” del comecocos de papel.